sábado, 2 de julio de 2011

Comportamiento de Grupo
Todo grupo de mayor o menor influencia social debe ser susceptible de ser criticado y hay que tener el coraje de hacerlo para evitar que este se convierta en un grupo sectario o de tintes mafiosos. Teniendo también en cuenta que estas críticas no sean entendidas porque estas puedan atacar a su principio de grupo al que se han atado y de las que nos hacen ajemos a los demás. Porque suele ocurrir que quienes ocupan los puestos de liderazgo no tengan más que un somero conocimiento de lo que dicen defender y una visión aún más simplista de sus propios postulados. Recibiendo toda crítica como un ataque personal a su quehacer en muchos casos egocentrista o trepista. También puede ocurrir que sabedores de sus pocas cualidades o de sus limitaciones intelectuales se presten a admitir como buenas las prebendas que puedan emanar de un ente que se considera superior. Dando por bueno y como máximo logro a conseguir en el corto plazo lo ofrecido, y llegado el caso, sacrificar al propio grupo al ostracismo o la desaparición si fuese menester, si eso significa conseguir lo pretendido. Pero no siempre es así, y hay quien ante las críticas o la imposibilidad manifiesta de no poder hacer frente a las demandas y expectativas creadas, dimite. Dejando paso a quien pueda llevar a buen puerto las ideas o programa propuesto por el grupo. También los hay, quienes sabedores de su limitación para ganar en una contienda se ofrecen a ser el chivo expiatorio que deje el camino expedito a un nuevo líder sin la carga de lo mal hecho con anterioridad. Toda vez que antepone las ideas del grupo y su beneficio personal en favor de una ética coherente con sus postulados. Con estos últimos no hay nada que objetar, pues se supone que quienes deben relevarlos deberían  tomar nota y corregir la deriva social creada. Por otro lado, quien quiera hacer una crítica de estos grupos debe saber, que se expone a la ira del mismo. Teniendo en cuenta que a la condición de grupo le acompaña una cantidad de resortes que un ciudadano normal no maneja. Y ahí entra el comportamiento mafioso del que he hablado con anterioridad. Pero recordando también, que es obligación de todos poner en entredicho aquellos actos o comportamientos de estos grupos que limiten la libertad o la justicia.