viernes, 23 de diciembre de 2011

Entre la homeopatía y el masoquismo
Como dice el enunciado estas pueden ser dos de las recetas que nos hemos dado para superar la tan cacareada crisis. Por un lado parece ser que como hemos comprobado que la absorción por nuestra parte de una manera tan educada de los casos de corrupción y de las medidas tomadas por las autonomías gobernadas por la derecha, ejp; caso Valencia, Castellón, Madrid… Hemos tomado la idea de dar el poder a aquellos que han provocado dichos casos. O lo que es lo mismo. Si esas actitudes y formas de gobernar son parte del mal que nos aqueja. Lo normal es ponernos a tomar dichas medidas de forma masiva. Como si el veneno pueda contrarrestar al propio veneno. Por otro lado también se puede pensar que si el neoliberalismo rampante es el causante de los males que nos aquejan, hemos tomado la decisión de poner en sus manos todos los resortes del poder para que hagan lo que quieran con nuestro futuro. Yo por mi parte me encuentro más que desconcertado, perplejo, por la decisión tomada. Nos quejamos de lo mal que lo ha hecho Zapatero y le damos los votos a quien ni siquiera tendrá el más mínimo remordimiento en tomar medidas que claramente beneficien a los suyos, porque de otra forma dejarían de ser la derecha para ser otra cosa. Es por ello, que expongo lo del masoquismo. Castigo a este que lo ha hecho fatal y me ha dado bofetada tras bofetada  para premiar a quien aunara a la bofetada, la patada allá donde termina la espalda. Una actitud que se podría comparar a aquella que se atribuía a otros cuando se decía aquello de, cuanto peor mejor. Una suerte de pensar que si nos desmontan el estado de semibienestar que teníamos, -porque de bienestar no ha llegado a ser nunca-, al final saltaremos para hacer algo. Yo no lo creo así. Más bien pienso, que somos tan estúpidos y llevamos tantos años de adoctrinamiento ideológico de derechas, que todavía pensamos que es la derecha quienes hacen las cosas como dios manda, que dice Rajoy. Que debe de mandar algo así como sanidad privada, contratos basura, apoyo a los bancos y castigo a la inmensa mayoría del pueblo al que debería defender. Porque siempre pensé que los políticos estaban para administrar nuestros impuestos y tratar de proteger a la sociedad. Pero debo estar confundido y a quien hay que proteger es a las grandes fortunas, al dios mercado y sus agencias de valoración de la deuda, etc. Porque como decía un político de derechas, el voto que les hemos dado es para tomar las medidas que crean oportunas aunque arda la calle, y todos sabemos quiénes serán los perjudicados por las mismas. Por tanto, lo normal es que me encuentre, no atónito o sorprendido, sino perplejo. Porque creo que todos recordamos aquellas palabras de Rajoy increpando a Zapatero por todas y cada una de las medidas que tomaba. O a sus Varones diciendo aquello de que ellos eran el partido de los trabajadores. Lo malo de esto es que una vez logrado el desgaste del contrario y asumido el poder con mayoría absoluta, no sólo hará lo mismo sino mucho más y más duro. Y no me digan que no lo sabíamos, porque de sus manejos ya teníamos el ejemplo de lo hecho por y con Aznar. Además, ahora tienen la coartada de la crisis y de la herencia recibida, con lo cual podrán pedir que arrimemos el hombro que ellos no arrimaron cuando debieron hacerlo. Eslóganes –crisis, deuda, responsabilidad- que durante mucho tiempo ondearan cual espada flamígera sobre nuestras cabezas. Pero para no pintar todo de un color pesimista y para que veamos que ellos también se solidarizan con nuestros males y que sus decisiones son ecuánimes, ellos los pobres políticos de nuestro foral reino de Navarra, con Barcina a la cabeza, se suben un 33% los emolumentos a percibir, -esta vez legalmente- por pastoréanos y dirigir nuestro camino por la senda que más nos conviene. Un trabajo duro donde los haya, ya que nosotros somos incapaces de discernir lo que nos conviene y Mirandas, Barcinas y Jiménez tiene la madre política. Que ya lo dijo aquel, ¿quien mejor que quienes nos han metido en la crisis para sacarnos de ella? Y si pensamos que estamos locos por creer todavía en las bondades de ciertos individuos, siempre nos quedara algún Madoz para decirnos lo contrario. Amén