sábado, 26 de febrero de 2011

Museo Carlista
Pasados los primeros entusiasmos y alharacas es hora de hacer una descripción sosegada del museo Carlista. Para comenzar decir que el continente supera con mucho el contenido, y eso que parece que alguien ha hecho lo posible por que así no sea. Es inconcebible que se hayan obstruido todas las ventanas y balcones haciendo del espacio algo lúgubre y oscuro. Cuando si por algo se podría pagar es por ver las hermosas vistas del Ega, san Miguel, los puentes o La Ruá.  Del contenido se puede decir muchas cosas menos que es un lugar de estudio de las guerras carlista del siglo XIX., que es como se debería haber llamado. Englobando con ello al bando liberal, del que dicho museo no aporta nada, parece que los carlistas hubiesen guerreado entre sí.  La mayoría del dicho museo esta dedicada a la exaltación de la facción más derechista de dicho movimiento en el siglo XX. Es un canto a la ultraderecha que apoyo el franquismo. Tampoco se concibe que tenga su lugar en el museo las fotografías de Hitler y otros coetáneos que  sólo tangencialmente tiene que ver con el pasado carlista. Eso puede venir bien en un documental pero nunca en un museo. Ni en Alemania los más fervientes Nazis podían espera un lugar tan privilegiado para su líder y aláteres. Carece también de una biblioteca en la que se puedan vender o ver libros que hayan tenido o tengan interés del pasado de dicho movimiento, Ej. Zalacain el Aventurero y otros de Valle Inclan, etc. A más, es ridículo se vendan boinas rojas, cual sede de partido. Creo que se ha perdido la  ocasión para hacer un museo de las guerras del XIX entre carlistas y liberales y nos hemos quedado en un bosquejo, un bodrio mal planteado, a no ser que fuera eso lo que se pretendía, un museo de la ultra derecha. Pero para eso también se les ha quedado corto, porque podían haber puesto el traje del Conde Rodezno, de Fal Conde o los sables, medallas o gafas de los generales que se decían carlista en la guerra incivil española. Me temo que una vez desaparezcan las cesiones del gobierno, el museo se quedara vacío. Pasará bastante tiempo y muchos cambios para que sea considerado un museo de las guerras Carlistas del siglo XIX y no como un canto a la intolerancia y el fanatismo.