Semanas de Pasión
Pasada
la semana santa, las demás deben ser ateas, ahora nos llegan las semanas de
pasión. Esas semanas que nos prometen recortes y subidas. Recortes en
prestaciones y subidas de impuestos y productos. Me pregunto si no será que de
tanto pasear el tormento por las calles no tendremos algo de masoquistas. De
ser así, seria comprensible el ver como votantes del partido en el gobierno
ahora se retuercen de dolor gustoso al sentir como les flagelan el bolsillo y
los servicios. Lo malo de ello es que quienes no comulgamos en la misma misa
tengamos que sufrir sus canticos al Dios mercado, el Ibex, etc, y su
penitencia. Porque siempre nos han dicho que todo placer o es malo o pecaminoso.
Pero como en casi todo, en una buena representación todo tiene un comienzo un
tanto lúdico hasta alcanzar el apogeo de la dicha. Primero fue el juicio de las
elecciones plagado de mentiras y medias verdades. Después, las medidas de azote
contra todo lo público; trasporte para enfermos, educación, sanidad, etc. Más
tarde llegó el viacrucis de las colas del paro. Y ahora nos prometen más
recortes, sí, más, re-cortes, o lo que es lo mismo, recortar más veces lo ya
recortado. Todo ello en aras de una futura salvación de nuestro mayor
bienestar. O lo que es lo mismo, un cielo hipotético donde nos devolverán las
glorias pasadas y el bienestar que ellos mismos nos quitaron. Aunque nadie ha
podido decirnos cuando se han vuelto atrás medidas impuestas anteriormente. Y
mientras esto sucede, el sanedrín de los estómagos agradecidos y políticos de
medio pelo, claman al Pilatos, que la educación como la sanidad para quien
pueda pagársela. Que ya esta bien de tanto judío que vive con 460 euros al mes
y encima hay que darle educación y sanidad. Que si quieren estas cosas que se
vayan a Finlandia, que si bien se vive mejor, también hace más frío. No como
aquí, que se puede vivir en la calle. Para terminar, recordar a todos que en la
pasión, Jesús murió en la cruz, no en la hoguera de la inquisición, así que
nada de quemar contenedores, porque si no, de donde vamos a sacar la comida el
día de mañana.