domingo, 28 de julio de 2013

Las vicisitudes de un Cuartel que ya no existe.
Me gustaría que las nuevas generaciones, que han oído hablar del Cuartel Militar y no saben de que va la cosa, tengan al menos algo en que basar sus conocimientos y saber cómo fue la trayectoria de lo que habrán oído a sus mayores sobre dicho Cuartel Militar de Estella-Lizarra.
Para comenzar deberemos hacer un ejercicio de situación en tiempo, moneda y personajes, pero tampoco es tanto pues nos trasladamos al no lejano 1888.
En aquellos años el cuartel militar se encontraba en lo que hoy es un solar del ayuntamiento en la Avenida Pamplona y que más acertadamente debería llamarse de la Merced y que da nombre al barrio. Pues la guarnición se encontraba en lo que fue el antiguo convento de la Merced.
El edificio estaba alquilado a Dª Rosa Martínez de Andueza por el Ayto. que corría con los gastos del mantenimiento y obras de arreglo, aunque no debían ser muchas las obras y arreglos,  por lo que después acontece.
Debido al mal estado del inmueble el Arquitecto municipal Dº Máximo Goizueta plantea algunas reformas y la compra del edificio por no gastar en algo que no es propio. Llegando a un acuerdo con la propietaria, se redactan los documentos de compra y se acuerda el precio de 12.000 pesetas pagadas en plazos a razón de 1.250 pts. al año. A lo que la susodicha Dª Rosa deja escrito que el dinero se destine a la conclusión de las torres de la iglesia de san Juan Bautista. Siendo la firma el 3 de Enero de 1888


Fotos; Cuartel de la Merced en su ubicación en la actual Avd. de Pamplona.
Pero la historia no termina sino que comienza.
El 3 de marzo de 1891 el diputado en cortes Dº Enrique Ochoa escribe una carta al Ayto, explicando que el General Militar de Navarra está resuelto a llevarse el batallón de la ciudad por el mal estado del cuartel y porque las obras prometidas no se llevan a cabo. Lo que ponía en escrito la dejadez del Ayto. para con el mismo.
El día 15 envía otra comunicación diciendo que dicho general desea trasladar  dicho batallón a la ciudad de Tudela porque ofrece mejores condiciones y por estar cerca de la red ferroviaria.
Ante esto el alcalde Dº Gorgonio no se arredra y con la excusa de tener la ciudad un correccional con 120 reclusos entre los que hay más de 4 condenados por desórdenes públicos decide contraatacar  incluso poniendo a sus conciudadanos como levantiscos y gentes inconformistas con el sistema actual del gobierno Central para con Navarra. Para lo cual redacta un escrito que viene a decir. “Esta población es dada a desordenes graves y que estando tan recientes en el tiempo los levantamientos Carlistas no se responsabiliza de nada sin la existencia de una fuerza militar”. A lo que ayuda en parte que en el boletín Oficial Militar con fecha 28 de abril de 1891 se dice “que la población de Estella no los quiere o se les odia y que lo mejor que les hacen es exprimir y estrujar las exiguas pagas a los oficiales y apedrear a la tropa en cuanta ocasión se presenta”. Hay que tener en cuenta que en estas guerras Carlista Navarra perdió parte de su independencia.
Pero el alcalde en este tema tenía que mover ficha y no quedarse con meras palabras y así lo hizo, presentando un presupuesto para habilitar el cuartel en lo que hoy conocemos como el Ayto. por 68.000 pesetas.
A todo esto, el dicho general contesta que podría reconsiderar su decisión y que  el batallón se quedase si se propone un nuevo cuartel. Que entendido de otra manera, era un simple chantaje para que el pueblo de Estella corriese con los gastos de su edificación.
Ante esta contestación, el alcalde responde exigiendo el pago de los gastos de avituallamiento de la tropa que se le deben al pueblo de la última guerra, incluidos los dos puentes derribados. Estamos hablando de la guerra Carlista de 1873-76
Pero calculando que quizás lo expuesto no fuera del agrado del general al que se dirigen en los mismos términos chantajistas que él había utilizado, se baraja la posibilidad de construir un nuevo cuartel en la casa del Horno y solares adyacentes. Es por eso que también le presentan el nuevo proyecto pero sin renunciar a los pagos debidos a la guerra.
Después de esta correspondencia más propia de tahúres de la política, parece que el tema se ha olvidado. Pero lejos de ser así se vuelve a retomar el tema ante la situación de los jornaleros de la ciudad que al fallar las cosechas están mano sobre mano. Es en esos momentos cuando se decide por parte del Ayto. comenzar las obras por su cuenta de un nuevo cuartel en los terrenos situados en el término comunal del Belviste; de una superficie aproximada de 16.000 m2, renunciando a la reparación de gastos de guerra y comprometiéndose al abastecimiento de agua y saneamiento al nuevo cuartel. Comprometiéndose también, a proveerlo de calles y pavimentos.


La obra se presupuestó en 664.000 pesetas y se comienza con una dotación de 120.000. Entendiendo que en los próximos Presupuestos del Estado se destinara una cantidad para dicho cuartel ya que el del año por valor de 4.000.000  ya estaba gastado.
Después de esto hubo varias visitas de diferentes generales que no estaban de acuerdo con este cuartel. Es en esos momentos 1908,  y el alcalde de la ciudad era el señor Larrainza, quien hace ver a las diferentes visitas, el esfuerzo de la ciudad en estos años para con el estamento militar y los gastos ya hechos con la esperanza de que el batallón se quedase. Acondicionamiento del terreno, llevada de agua, accesos,  etc.
Tanto y tan bien debió hacer  las cosas y tanta su prosapia, que al final logro convencer al estamento militar y se hizo el cuartel que más tarde inauguró el dictador General Primo de Ribera,  que ostentaba el título de “Marques de Estella” con el que bautizo dicho cuartel. Y así siguió, hasta su desaparición en el año de 1993, último año en el que hubo tropas militares en la ciudad.
De lo que paso después habría para otro resumen y quizás nada agradable para los políticos de esos años, 1993 y siguientes.
En estella-Lizarra a 24 de mayo de 2013





Foto: Derribo del cuartel.