jueves, 27 de agosto de 2015

El número áureo y la belleza
La proporción divina como la conocen otros o la medida técnica para definir la estética. No me voy a alargar en la descripción de la ecuación algebraica para no enredar al lector (consultando la Wikipedia creo que es suficiente para tener una idea), pero sí dejar una pincelada de mi opinión como la de muchos otros de no estar de acuerdo con algunos de los adjetivos que se le han colocado a tan maravilloso principio, como el de ser el representativo de la belleza ligándola a la perfección. Digo que no estoy de acuerdo, porque son muchos los valores que dan belleza a las cosas fuera de un frío cálculo. Son cientos de actividades que fuera de esa proporción inspiran un ¡Oh! en el espectador. Lo mismo en la arquitectura como la pintura o la fotografía. Además, la proporción no es sinónimo de perfección fuera de unas medidas.
En arquitectura tenemos el ejemplo de la catedral de Burgos, una belleza impresionante y que un pequeño desvío en la cara norte hace que sus proporciones no sean las correctas, pero no por eso deja de ser perfecta y maravillosa. En el lado contrario está la catedral de León (en mi opinión, no tan maravillosa como la anterior), muy perfecta de medidas y con varios siglos de obras de mantenimiento porque se les cae. Pero pasa lo mismo en la pintura y no digamos en la fotografía, donde la libertad es casi absoluta. Una disciplina que nació un poco al rebufo de la pintura por querer recoger el instante mágico que no se podía pintar. Así, que no es extraño que los primeros fotógrafos condicionados por dichas medidas traspasasen la proporción divina a sus fotografías. Pero así como en la pintura vinieron los Picasso y otros a decirnos que había belleza más allá de este canon. En la fotografía pasó lo mismo, para enseñarnos que el movimiento, el halo, el desenfoque, la desproporción, el grano, incluso el color, no serán técnicamente perfectos pero son también una forma de belleza. No me imagino yo a Picasso, entre otros, presentándose a un concurso de pintura. Lo que me lleva a poder decir, y como tal una opinión subjetiva, que el academicismo acaba donde empieza el gusto personal. Que en una escuela, universidad o centro, te podrán enseñar todo cuanto a técnica se refiera a la materia que curses, pero tienes que ser tú quien diga cómo usas esos conocimientos en la busca de la belleza o el desarrollo de lo aprendido y esperar críticas o halagos en función del mayor grupo de personas que se identifiquen con lo que has creado, que puede no ser perfecto pero sí bello. Que en la perfección técnica asociada al número áureo y más allá de eso, no hay nada más que una fría ecuación. Aunque sin ser iluso y reconociendo los grandes pasos que se están dando en la homogeneidad del academicismo uniformarte del gusto, y lo entiendo, porque eso amplía el mercado de los más media de turno. Porque la belleza es un sentimiento, no una medida, y que nadie es quién para decir a otro lo que es bello o no, que lo bello para uno puede ser horroroso para otros. Como que tampoco se puede pedir a otro que mire por tus ojos en busca de la belleza, porque es imposible. Porque en la belleza no sólo se valora lo que se ve, sino el sentimiento que inspira o la carga emocional que crea en el espectador y por tanto personal. Todo esto, sin menospreciar o tener en consideración la medida o gusto de la mayoría, en demasiadas ocasiones equivocada.
Llegados a este punto, me gustaría hacer un pequeño homenaje a Vincent Van Gogh y otros, que saltándose las normas o medidas del gusto academicista han llegado a ser referentes. Porque los cánones acaban donde empieza el gusto y la personalidad del autor, que puede ser mayoritario o no, pero que nos indicara su forma de ver la vida y de intuir la belleza. Porque tampoco el academicismo ni la perfección de las medidas les libró de ser repudiados por los críticos y la mayoría de su tiempo y que hoy se tirarían de los pelos viendo lo que después han llegado a ser. Es por eso, que no comparto el gusto de algunos por los jurados en la bellas artes, porque no son sino la expresión máxima de un gusto homogeneizado y homogeneizado de lo personal o academicista. La tiranía de lo técnico frente al concepto personal de la belleza. Que lo bello y hermoso para ti no tiene que serlo para los demás.
Terminar diciendo que, este pequeño ensayo es la reivindicación personal de la libre expresión del individuo ante la mayoría. El derecho a sentir, creer, ver, expresar y crear, aquello que siente como bello, sin menoscabo de la libertad de los demás a discrepar de su gusto, pero sin las cortapisas de las mayorías, sean estas respaldadas por la técnica o por el gusto mayoritario…

                                                               JULIÁN RUIZ BUJANDA   

miércoles, 26 de agosto de 2015

Convento de San Benito, Estella-Lizarra
San Benito 1268-1990: La verdad es que de San Benito se puede decir que es un convento sin suerte y mal llevado por quienes lo ocuparon durante siglos. Pero lo primero será hablar de su historia.
Algunos historiadores sitúan su fundación a la par que el de la ciudad y no seria descabellado pensar que fuese cierto, si tenemos en cuenta que ya en el 1268, se consignan unos pagos de diezmos al fisco incluso mayores que el Puy que era una ermita muy visitada y de gran predicamento. Esto quiere decir que ya para entonces albergaba de laguna forma una estructura conventual.
Pero del que tenemos razón es del fundado por los monjes de Sanjuán de la Peña, a la sazón dueños de las parroquias de san Miguel, san Pedro, san Nicolás y santo Sepulcro, de quienes dependieron hasta el siglo 17, lo que las llevó a la marginalidad, al estar el centro de decisión tan alejado de ellas.
De sus benefactores se pueden contar entre otros al rey Teobaldo II, a Semen Garceiz de Oriz, a la marquesa Gil, hija de don Gil de Bigat, etc. Es curioso que uno de los testamentos más importante de dicho convento  el de Miguel de Boldayn, se encuentre hoy en el convento de santa Clara habida cuenta fueron conventos enfrentados en más de una ocasión por cuestiones de terrenos.
En principio el convento carecía de cerca o muro que lo separase de Los Llanos o Huerta del Rey, como así se llamaba al contorno. Y fue Fray Juan de Eguia quien comienza el muro a requerimiento de Carlos I y V de España y Alemania en el 1534. Lo que motivo algunos enfrentamientos con las monjas de santa Clara, pues no estaba muy bien delimitada la propiedad del mismo. Pero este muro no se debió hacer muy bien porque en 1556 estaba casi derruido, y para rehacerlo se ofreció Jerónimo Vélez de Medrano, señor de Iguzquiza. Obras que conllevaban siempre algún trato de favor. También en aquél tiempo y por consejo del obispo Diego Ramírez Sedeño se mando tapiar la puerta que daba al río y abrir otra que diese a la ciudad, más que todo, para que se observase bien la regla que creía bastante relajada. Lo que llevo a la clausura la dispersión de las monjas y la nueva refundación por parte de Fray Juan de Fenero de san Juan de la Peña. Pero no fue hasta Felipe II que se cerró en mandato de Diego Xuarez Abad de san Juan de la Peña.
Las monjas eran muy pobres y sólo se las reconoce en aquel tiempo un batan, que pudiera ser el que se encontraba en otro tiempo junto a la casa Blanca. También se habla de que eran muy consumidoras de chocolate, lo que no es descabellado pensar que son ciertas las informaciones que nos hablan de un molino de cacao en dicho lugar, o batan reconvertido en molino.

En el proceso que se siguió para el desmantelamiento de la orden se pudo comprobar que por el convento pasaba muchos hombres que incluso pernoctaban en el por tiempo. Algunos fueron juzgados y se armo gran alboroto en la ciudad. Entre ellos se encontraba uno de sus benefactores Juan Vélez de Medrano.
Para el restablecimiento de la clausura el ayto. de la ciudad aportó 700 Ducados, el doble que los aportados por los de san Juan de la Peña.
En el 1600, se encuentra la fecha de la nueva refundación, y para que esta tuviese éxito se les permitió pedir limosna, y no depender tanto de otras donaciones más interesadas.
En 1615 Prudencio de Sandoval obispo de Pamplona se compromete a construir la iglesia y una capilla con la condición de ser enterrado en ella. El encargo de los planos se le hizo a Francisco de Fratín, y el constructor fue Juan de Arana de Estella.
Para el caso de esta nueva iglesia se derribo lo que había y se hizo una provisional, que la hizo un tal Larrañaga también de Estella. Pero cuando fue a cobrar las monjas se negaron hacer y se embarcaron en un proceso largo y que no se sabe si al fin cobro el dicho albañil. Lo que con otros episodios de parecida índole viene a demostrar lo mal pagadoras que eran dichas monjas.
Pedro Fernández Zorrilla Obispo de Pamplona, de nuevo mandó reconstruir el muro esta vez con piedras procedentes del claustro de San Pedro de la Rua, en el 1631, por las que pagó, 234 reales. De este obispo, les puedo hablar más adelante.
Como digo, las monjas fueron siempre malas pagadoras y llevaron a demasiados pleitos al  convento.

No hay nada reseñable hasta 1808, que con la toma de Pamplona por las tropas napoleónicas, las monjas del convento de san Pedro de Ribas se trasladan a Estella y no vuelven a Pamplona hasta 1815.
        Con motivo de la 1ª guerra Carlista el convento de santa Clara es declarado hospital de sangre y sus monjas llevadas al de san Benito. Pero esto duro poco por estas también tuvieron que abandonarlo para trasladarse primero a Irache y luego a Iranzu.
En 1839, se firma por parte del gobierno liberal la disolución del convento, pero esta no se llevó a efecto. Lo que si se llevo a cabo fue la venta por parte del gobierno de unas piezas que estas tenían en Zaldu y en Valdelobos, quedando el convento sólo con las siete robadas de huerto hoy conocidas.
Después de esto, lo más reseñable es la conversión por parte de las monjas del convento en escuela primaria en el año 1960, y que termino en el curso de 1970-71.
        A raíz de eso vino una desamortización de los bienes. El más preciado el retablo barroco obra de Juan III Imberto de Estella, y que hoy se encuentra junto con otros de menor valía en el monasterio de Leire.

Pero como ya he dicho antes este convento no se distinguió por un comportamiento muy escrupuloso en el cumplimiento de las reglas benitas, dando lugar a numerosos escándalos, alguno de ellos con motivación romántica.
Esta escrito que un cura animó a unos cómicos a que acudieran a festejar a una dulce joven, 18 años, que se encontraba en el convento. Los dichos cómicos se acercaron hasta allí y uno de ellos con sus canciones enamoro a la joven que se las arreglo para acudir a sus representaciones nocturnas en la plaza del mercado viejo. El amor que no tiene límites y las pocas ganas de profesar que siempre había manifestado la dicho joven, bien a sus padres, como a la abadesa, hicieron el resto, y una noche se casaron a si mismos en la iglesia y escaparon del convento camino de San Sebastián, siendo capturados en Abárzuza mientras dormían como esposos debajo de un olivo.
Otro episodio que dio mucho que hablar fue la entrada de unos jóvenes estudiantes de la universidad de Irache, que hicieron mofa de las monjas, después de cantar canciones y dar sermones que no convenían. Pero esto sólo eran episodios probados, pero ya las monjas estuvieron siempre en boca de todos por su relajación al permitir la estancia de hombres entre ellas. Incluso algunos durmieron, como así esta acreditado, por varios días. Lo que llevo, como ya he dicho antes, a la disolución de la orden. Ya en la edad moderna se les acuso de bailar con los oficiales en la visita de pretendiente carlista don Carlos Maria Isidro, así como de ser durante un tiempo un lugar de entramado político, con tertulias y espías.
De la voluntad de Sandoval de ser enterrado en el convento nada se sabe, no así del enterramiento del Obispo Pedro Fernández Zorrilla, que quería ser enterrado en Huérmeces, su pueblo, y que al morir fue enterrado en san Benito, y nada se sabe de ello. Lo que ha llegado a mis oídos es que en las excavaciones que se hicieron con motivo de los cines, y teniendo en cuenta que no creo se hiciesen con pulcritud, lo único que se encontró fueron restos de niños, lo que da la medida de cómo disfrutaron de la clausura las dichas monjas.
Como hemos visto, un dechado de virtudes estas monjitas. Todo lo contrario de las de santa Clara, que han mantenido sin menoscabo de su ser el convento con toda su dignidad. Y ya por último, la forma tan indecorosa con la que abandonaron el convento y arrancaron los escudos de la fachada. Y podríamos hablar más del comportamiento y de los avatares de dicho convento pero creo que con esto servirá para que todos conozcamos mejor el convento y sus vicisitudes pero creo que es suficiente. Por último decir que el otrora convento hoy es un centro cultural y de ocio.
                                                                  Julián Ruiz Bujanda
 








jueves, 20 de agosto de 2015

Plazas y Terrazas

Alguien dijo una vez que las normas y ordenanzas están para saltárselas, eso cuando las hay, que no es siempre. Digo yo que quien dijo esto seguro estuvo por la ciudad de Estella-Lizarra. No digo que aquí se prevarique, pero casi. La negligencia en el cumplimiento de las ordenanzas también es una forma de prevaricar. El otro día hable de la peatonalización no inteligente de
la plaza de los Fueros, hoy quiero hacerlo sobre los establecimientos de hostelería de la misma plaza. Hablo de las terrazas. Somos muchos los que nos damos cuenta de cómo poco a poco han ido invadiendo con sus mesas los soportales haciendo una odisea el poder transitar por ellos, en ocasiones, días de lluvia, imposible. Lo sabemos casi todos pero nos callamos haciéndonos cómplices de este comportamiento, hasta hoy, que me decido a escribir sobre ello. Hasta lo que yo conozco el Ilustre Ayuntamiento cobra a los bares un canon por ocupación de vía publica calculado en metros, dejando sin medida ni cobro las mesas que invaden los soportales. Sé que hay normas al respecto que ni se cumplen ni cobran por esta ocupación porque a los ojos de la administración estas no existen. Pero si existen estas normas: 1º No se podrán ocupar más metros de los que tiene autorizado cada establecimiento. 2º Las terrazas autorizadas cercanas a los porches y soportales no deberán ocupar el interior de los mismos. 4º En todo momento se garantizara el paso normal, minusválidos y de vehículos. Como se ve estos son algunos de los puntos que se les entrega cuando solicitan las terrazas y así hasta 7 normas.  Con esto no pido que se cobre por ello, sino que se haga cumplir la norma que creo justa y razonable. He visto en capitales de provincia, ej. Salamanca, Valladolid,
Caceres, etc,  en las que si llueve a nadie se le ocurre meter las mesas dentro de los soportales y lo tienen tan asumido como normal. Aquí no, aquí lo que prima es la anarquía del negocio a costa del bienestar de todos. Sin contar los días de las fiesta patronales donde la invasión de los mismos es intolerable, con lluvia y sin lluvia de por medio. Los soportales son el refugio y paseo, en especial, en los días antes mencionados. Pero basta ya, me niego a ser cómplice de esos incumplimientos. Por otra parte, yo he visto multar a algún vendedor del mercado de los jueves por excederse en los metros que tienen marcados con rayas en el suelo, así que pido el mismo criterio y diligencia para con los demás. Con esto comprendo que no me voy hacer el más popular entre el gremio de la hostelería, simplemente les pido la misma educación y respeto a las normas que se nos exige a los demás.  Ya que hemos permitido que el ilustrísimo haga caja con los bienes públicos como son calles y plazas, nosotros también podremos pedir que no se nos impida el paso por ellas, máxime, si estas se hacen y se arreglan con los impuestos de todos. ¿Y tú qué haces, te mojas y cueces, o te enriqueces? Aunque esto es según en el lado de la barra que en te encuentres.