miércoles, 6 de febrero de 2013



Optimista frustrado

Dicen que a Hemingway lo que más le atemorizaba era un pliego en blanco. En estos momentos yo siento lo mismo ante la posibilidad de escribir esta columna. Me es casi imposible expresar algo en términos optimistas de lo que sucede ante nuestros ojos. Y no sé hasta que punto tiene uno derecho a hurgar en la herida de la lacerante actualidad. Malos tiempos para escribir de las maripositas del campo o de los pequeños detalles de la vida. El cuerpo me pide escribir sobre los comedores del auxilio social que yo conocí y que llevamos camino de tener que reeditar, sustituyendo, caridad por justicia. De poner en solfa a quienes prostituyen las palabras como se hacía en las canciones y zarzuelas para colar frases y términos a la censura. Ahora, son los políticos los que manejan el diccionario para con eufemismos llamarnos tontos sin que lo notemos. No tenemos rescate, sino un crédito blando. Fulanito no roba, cambia de lugar el dinero para un mejor control. La amnistía a los ladrones y estafadores es una floración de capital. Algunos hasta cobran por imperativo legal, lo mismo que uno puede acatar por imperativo legar una norma que no le gusta. Eso sí, si dicho imperativo comporta un lucro, ya que paso por eso, me lo endoso a la cuenta. Ha llegado el tiempo en que nada es para siempre, ni siquiera aquí en Navarra, tan tradicionales todos. Comenzando por lo más sagrado que parecíamos tener en el aspecto económico como era la Caja de Ahorros de Navarra, algo que iba implícito casi, casi, desde nuestra cuna, cuando al nacer nos mandaban a casa la cartilla abierta a nombre del recién nacido, incluida una pequeña cantidad de dinero. Hoy, con una libertad tan bien llevada por los del Navarra no se vende, si ellos no obtienen beneficio claro esta, damos por hecho que la democracia nos resolverá los problemas, como si las conquistas fuesen para siempre, y de eso nada, como ya he mencionado con anterioridad. Porque en esta vida no se puede dejar el poder político en manos de charlatanes y filibusteros. Así que me siento como un optimista frustrado, y lo siento.

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