lunes, 29 de febrero de 2016

NO SOY ECONOMISTA NI PUTA FALTA ME HACE

Estamos en un momento de la historia en la que la política ya no está al servicio del pueblo sino de la economía. No hay más que ver los diferentes programas de TV para darse cuenta de que no son los políticos las estrellas de los mismos, sino los economistas los que nos dicen a todos lo que se puede y no se puede hacer. Y todo lo que se salga de sus postulados es tachado de demagogia. De tal manera es así, que si fuese por ellos todos los avances habidos no se podrían haber producido. Imagínense a dichos individuos analizando las repercusiones de la jornada de 8 horas. Es seguro que se alinearían con todos los capitalistas y la iglesia y es seguro que pronosticarían el caos y la caída y miseria de todos los países. Lo de la iglesia no lo digo de forma gratuita, pues ella también tomo parte en el final del siglo 19 y principios del 20 para poner cuantas trabas pudieron para el avance de las clases trabajadoras. De tal forma llegaron a temer cualquier cambio, que sus erráticas políticas llevaron al mundo a varias guerras y sobre todo a provocar la revolución rusa, a la cual muchos países intentaron imitar. Pero eran otros tiempos y hubo personas que entendieron que no se podía seguir con salarios bajos y miserias y aceptaron que la sociedad debe tener un componente de reparto de la riqueza para mantener el estatus cuo. Pero los tiempos han cambiado y no precisamente para mejor. Hemos dejado la política en manos de economistas y capitalistas que dominan los medios y ahora es el Dios dinero quien manda y no las ideas. Hemos llegado a un punto en el que como en el siglo 19 el trabajar ya no te garantiza, ni siquiera, el dejar de ser pobre. Con la diferencia, que ahora ya incluso te han quitado la dignidad y cuasi el poder de la protesta. Hemos creado una sociedad en la que el rico cada día es más rico y el pobre más pobre. Pero eso los economistas te dirán que es lo que hay, que son las reglas del juego y que hay que aceptarlas como tal. Te hablaran de otros países que ni siquiera conocerás nunca, pero no te darán explicaciones razonadas del porque aquí trabajando igual, o más, se gana menos. Y eso se debe porque hay gobiernos que han mirado por sus ciudadanos y otros, como es nuestro caso, por los sueldos bajos y la precariedad laboral para seguir manteniendo sus ganancias. Lo que se suele llamar, mano de obra barata y si puede ser, sin derechos de ninguna clase.  Lo que viene a suponer la pérdida de los pequeños avances y conquistas que se lograron en años y que como se está viendo ahora, de forma precaria, pues poco a poco están dejando de existir como tales. Estamos escuchando a gurus y tertulianos decir que hemos vivido por encima de nuestra posibilidades y es por  eso que ha habido que rescatar a bancos. Y cuando se les increpa desde la política que los gobiernos en situaciones graves deben primero rescatar a sus ciudadanos nos dirán que eso es demagogia y que no se podía dejar caer a dichos bancos porque en ellos residían los ahorros de muchos ciudadanos. Pero es mentira, porque lo que realmente salvan es la desvergüenza de los malos gestores de dichos bancos. De manera que en muchos de ellos siguen los mismos que los llevaron a esa situación o se han ido de rositas. Pero siendo esa su filosofía, esta no se aplica por igual y jamás rescatan a empresas que dejan a miles de personas en la calle. Y no lo harán porque eso es libre mercado y empresas privadas a las que achacaran mala visión de futuro, no así a los bancos, que se mantiene con los beneficios privados y la socialización de las perdidas. O lo que es lo mismo, si hay ganancias se las reparten cuatro accionistas y si hay perdidas las pagamos todos. Me hubiese gustado ver qué hubiese pasado si se hubiesen dejado caer a esos bancos que usaron malas praxis de negocio. Creo que ahora la situación no sería la misma y quizás las calles se hubiesen llenado de altercados y acciones más contundentes. Es por ello que con sus medidas no sólo salvan sus bancos, sino su sistema de gobierno basado en el capitalismo, aunque este esté manejado por gentes sin conocimientos y sin escrúpulos. No hay más que mirar al señor Rodrigo Rato en sus años de ministro de Economía y Hacienda hablando de los defraudadores y del mal que hacen al país, mientras él y otros como él, tenían sus dineros en paraísos fiscales. Y todo porque la política que se hace es para los más media y no para las elites. Porque los impuestos se ponen para las clases medias y no para aquellos que pueden y han creado mecanismos para poder defraudar. Llámense sicav o como usted quiera. Porque se permite que muchas y grandes empresas hagan negocio con nuestro dinero y tributen en cualquier paraíso fiscal. Porque se legisla en beneficio de las grandes corporaciones y no por y para el pueblo al que se representa. Créense leyes que obliguen a esas mismas multinacionales a tributar aquí, y si no, se les impida hacer negocios aquí y entonces veremos si les interesa estar o no en nuestro país. No creo que ninguna deje el mercado. Lo que pasa es que están mucho mejor así, y es por ello que crean lobbies para el mantenimiento de las cosas y pagan a tertulianos y correveidiles para que nada cambie y tachen a quienes propongan otras alternativas como demagogos y filo comunistas. Para terminar decir, que esto no es nuevo y que se están haciendo verdad las palabras del presidente de los Estados Unidos de América pronunciadas nada menos que en el siglo 19.

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