Hablar por no saber que
decir
El problema, para ciertos individuos, de las personas
mayores, es que tenemos memoria. Lo que pasa es que algunos no decimos nada si
no somos preguntados con ánimo de aprender o de saber tu verdad sobre ciertos
hechos.
Pero esto no sucede con todos, los hay que se explayan a sus anchas sin
que nadie les pregunte en un alarde de magnificar sus verdades, que en muchos
casos son cortinas de humo para esconder sus miserias. Una forma de rellenar
sus huecos éticos y morales. A esto son muy dados algunos políticos y expolíticos,
que a falta de una ideología que los guie se limitan a magnificar cualquier
fallo del prójimo sin reconocer que ellos no tienen una propuesta concreta a
aquello que se les demanda. Esto le ha debido pasar al concejal de U.P.N. de
Pamplona con el tema del carril bici. No
es que le preocupe o no que se haga o que cueste dinero o no. Lo que realmente
les preocupa es no tener una iniciativa mejor que anteponer al tema del que se
habla. Así, que no es extraño que ante ciertas preguntas se marchen por los
cerros de Ubeda y hablen de Siberia, de Venezuela, o del piso de Espinar.
Quizás, en el caso del concejal antes mencionado, podría haber preguntado si el
carril bici iba a ir hasta el Pabellón Arena que construyeron sin que nadie se
lo pidiera y que sigue sin uso. O quizás también, podía haber preguntado si se
contaba con dinero presupuestario para ello y si no era así, si iban a pedir el
dinero a la Caja de Ahorros de Navarra, para tal hecho. Perdón, que yo no existe
esa Caja. Como vemos, varios temas nos pueden llevar a la Venezuela de Maduro o
la Corea del Kim Jong Un. Pero personajes como él olvidan que con discursos tan
fuera de lugar, desproporcionados y faltos de rigor, llevaron a una guerra
civil, dejando miles de muertos por las cunetas. Pero está visto que todo vale
para la causa de ostentar el poder a cualquier precio. Si antes se nos
amenazaba con el “que vienen los vascos” ahora como eso ya no cuela se agarran
al “que vienen los comunistas”. Y ya que estamos en materia decir que, lo de la
señora representante del P.P. en el parlamento de Navarra no es menor. Decir
que el rotular las entradas en la comunidad en sus dos lenguas es poco menos
que anatema y obligarnos a no se sabe qué, deja muy claro lo dicho más arriba. Cuando
no se tiene argumentos, buenas son las soflamas sin fundamento. Por mi parte le
pediría que muestre el mismo interés en que se aprenda bien en las escuelas el
español, que todavía hay muchos que no distinguen entre un ahí y un ¡ay! o entre un a ver y un haber,
entre una baya y una valla, etc. En eso debería gastar sus fuerzas y no en
obligar de forma sibilina a aprender el inglés. Perdón, creo que en esto me he
pasado, tengo que reconocer que al ser súbditos del imperio yanqui, estamos de
alguna forma obligados a subyugarnos a su lengua, modos y costumbres. Si no
cuela esto, también cabe decir eso de que los mercados y la lengua oficial de
los negocios es el inglés, todo por no haber sabido hacer respetar una lengua
con muchos millones de hablantes en el mundo de la lengua de Cervantes, tantos
o más, que de la de Shakespeare. Pero esa es otra historia de más reciente
imperio.
En fin, que con la altura política que demuestran nuestros
políticos de derechas de esta nuestra querida Navarra, no será ni la primera ni
la última vez que seamos portada de telediarios.
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